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Parábola: El sembrador y los terrenos

El Maestro, al salir de casa donde estaba y sentarse junto al mar, vio una cantidad de gente inusual que deseaba escuchar sus palabras. Era este el momento para hablar a sus corazones a través de la parábola del sembrador. Leámos juntos en Mateo 13:

Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar.
Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa.
Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron.
Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra;
pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.
Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
El que tiene oídos para oír, oiga.

Si nos detenemos un poco, vemos que estamos hablando de tres temas en esta parábola: 1) se habla de un sembrador; tengamos en cuenta que el sembrador es todo aquel que lleve la palabra de Dios, éste podría ser aún tú mismo; Jesús fue el sembrador mientras estuvo en medio de Israel; 2) se habla de la semilla que se está esparciendo. Esta es precisamente la palabra de Dios; y 3) se habla de 4 tipos de terrenos en los que cae la semilla: junto al camino, un pedregal, entre espinos y finalmente, una buena tierra. Tu corazón es uno de estos cuatro terrenos, ¿cuál eres tú?. Exploremos juntos sobre cada tipo de terreno:

1.     Junto al camino. Ten en cuenta la situación real; los caminos son lugares en los que normalmente el tráfico de vehículos y personas es alto. Podría haber un terreno apto para que una semilla comience a crecer, pero el movimiento es tan constante que finalmente la semilla queda expuesta y solo destinada a alimentar a las aves. En este verso, las aves simbolizan al diablo. Un corazón con este tipo de terreno es el de una persona que escucha muchas voces al mismo tiempo, muchas corrientes y fácilmente sus ideas se confunden. 
2.    Pedregales: Un pedregal tiene tierra muy poco profunda con un lecho de rocas. Desde arriba parece ser un terreno fertil, pero no tiene profundidad suficiente para sostener un sistema de raices o alcanzar agua. La fe de este tipo de personas es temporal, normalmente reciben a Dios con muchísima alegría pero todo queda solo en emoción y muy poca determinación. Alejarse de Dios es muy fácil para este tipo de personas.
3.    Espinos. Pareciera que en la actualidad muchos podemos estar en esta categoría. Tantas cosas por hacer, ocupaciones, dinero, amigos, actividades, y la dulce palabra sembrada en nosotros comienza a ahogarse. De esto hablan los espinos. Debemos vigilar que nuestra vida espiritual no esté creciendo en medio de espinos, ya que nuestra fe podría debilitarse hasta marchitar completamente.
4.    El buen terreno. Imagina los verdes campos donde crecen los vegetales que comemos. Son lugares cuidados por personas que aman sus terrenos, regados diariamente, arados con cuidado, recibiendo sol y suficientes nutrientes del suelo. Si somos un buen terreno ¡la palabra de Dios va a crecer! Y esto servirá para crear mas semillas que caigan en mas terrenos. Nuestro labrador se contentará al vernos fructificar día a día. 


Si crees que no eres el terreno fértil, pídele al Señor que tu corazón se adecúe a esta escritura, y ora en tu corazón: Oh Señor, quiero que mi corazón sea un lugar donde las semillas de tu palabra puedan caer y crecer, perdóname si he tenido un corazón endurecido, si me he llenado de preocupaciones o aún, de tantos lujos y cosas vanas que no han permitido que yo produzca el fruto que tu quieres de mi. Pongo mi corazón en tus manos para que lo hagas una tierra completamente fertil. En el nombre de tu hijo amado te lo pido. Amén.

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