Dios siempre va a contestar la oración de sus hijos, nos va a responder cuando lo que pedimos está alineado a su voluntad y no a la nuestra, Dios siempre va a tener una respuesta favorable a nuestra oración si sabemos pedir. El saber pedir no tiene que ver con la forma cómo pedimos a Dios, no es el volumen que usamos al orar, o a la cantidad de veces que lo hagamos, sino que tiene que ver con la intención con la que pedimos, no es la forma exterior sino lo que nos está motivando a pedir, lo que hay en nuestro interior. Si nuestra intención o motivación no está en sintonía con el propósito que Dios tiene para con nosotros entonces no podemos recibir lo que deseamos, porque Dios como un Padre que sabe dar lo mejor a sus hijos, no nos dará algo que nos alejará de su propósito y de él mismo.
Por eso, lo más importante, antes de pedirle algo al Señor, es buscar en nuestro corazón que es lo que nos está moviendo a pedirlo, porque a veces deseamos cosas y las pedimos, pero la motivación no es correcta, por ejemplo, podemos pedir que Dios nos use y eso es algo que Dios desea hacer, pero si lo pedimos motivados por el deseo de ser conocidos y que podamos volvernos famosos, entonces la motivación es incorrecta, pedimos algo bueno, pero con una motivación equivocada.
Queremos tener un corazón que anhele hacer la voluntad del Señor, aprender a orar por lo que está alineado a sus propósitos, y buscar sus planes antes que los nuestros, así todo lo que pidamos llevará un deseo genuino de agradar a Dios sobre todas las cosas, y así nuestras oraciones tendrán respuestas llenas de bendición. Que el Espíritu Santo nos ayude a pedir como conviene, y que por medio de ÉL conozcamos lo que el Padre tiene para nuestras vidas.
"Además, El Espíritu Santo nos ayuda en nuestra debilidad, por ejemplo, nosotros no sabemos qué quiere Dios que le pidamos en oración, pero El Espíritu Santo ora por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras." Romanos 8:26 NTV
Marco Barrientos
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