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Mostrando entradas de junio, 2020

Parábola: La casa sobre la roca

A través de cada parábola hemos aprendido ideas poderosas que nos dotan de las herramientas correctas para vivir nuestra vida cristiana. Hasta este momento podríamos intuir que un buen seguidor de Jesús es el que se afana por leer la palabra, escuchar prédicas, etc. En los tiempos de Jesús, muchas personas le perseguían para escucharle, pero El quiso dejar una enseñanza clave sobre todo lo que habían escuchado de El: de nada les iba a valer ser reconocidos como oidores si no ponían de inmediato sus palabras en práctica. La parábola de la casa sobre a roca descrita en Mateo 24:7 es preciosa, leámos juntos: Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace,   le compararé a un hombre prudente , que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato,  que edi...

Parábola: El sembrador y los terrenos

El Maestro, al salir de casa donde estaba y sentarse junto al mar, vio una cantidad de gente inusual que deseaba escuchar sus palabras. Era este el momento para hablar a sus corazones a través de la parábola del sembrador. Leámos juntos en Mateo 13: Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga. S...

Parábola: La moneda perdida

- Lectura: Lucas 15:8-10 Jesús solía usar parábolas porque estas eran ejemplos claros de la cotidianidad del pueblo de Israel, y de esta forma ellos podrían comprender mejor sus enseñanzas espirituales.   La parábola de la moneda perdida nos habla de la diligencia del Señor por buscar a cada uno de los perdidos. Así como la mujer enciende una lámpara y barre su casa incansablemente hasta encontrar su moneda de plata (en esos tiempos un dracma romano representaba el salario de un día), de igual forma, para Dios todos somos muy valiosos. Por tal motivo, Jesús quería que tanto los líderes religiosos de Israel como las personas que lo seguían, dimensionaran el gran amor de Dios por nosotros, su creación.   ¿Acaso si cada uno de nosotros perdiéramos algún objeto de valor no lo buscaríamos? ¿No haríamos esfuerzos por recuperarlo? Mediten en estas preguntas. Los pisos de las casas de aquella época eran rocosos, por lo cual, es normal llegar a pensar que la mone...

Parábola: El hijo pródigo y el Padre amoroso

El valor que tú tienes a los ojos de Papá Dios es tan grande, tan incomprensible, que no hay forma en que lo puedas dimensionar. Piensa en que si tu vida se llegara a perder, causaría un gran dolor en el corazón de tu Padre. Pero si eres rescatado, y vuelves a la vida, una alegría inimaginable  atravesará su corazón. Jesús quiso dejar patente en la parábola ‘El hijo pródigo’ el gran amor que tu Padre siente por ti y por mi, sus hijos. Lee junto a nosotros en Lucas 15 la introducción de esta parábola que inicia con el hijo menor pidiendo la parte que le correspondía de su herencia para irse de casa… “Quiero la parte de mi herencia ahora, antes de que mueras”. Entonces el padre accedió a dividir sus bienes entre sus dos hijos. 13 »Pocos días después, el hijo menor empacó sus pertenencias y se mudó a una tierra distante, donde derrochó todo su dinero en una vida desenfrenada. 14 Al mismo tiempo que se le acabó el dinero, hubo una gran hambruna en todo el país, y él comenzó a...

Jesús: Yo soy la vid, vosotros los pámpanos

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” Ésta frase de Jesús: Yo soy la vid, encierra un significado poderoso. El es la vid, y nosotros los pámpanos. Leámos juntos Juan 15:1-8 y exploremos en el interior de esta preciosa palabra: Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer. El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y ar...

Jesús: la resurrección y la vida

Leamos sobre un profundo drama familiar. Uno para el que nadie cree que haya solución, y que hace despertar sentimientos de tristeza, duelo y búsqueda de culpables: la muerte de un ser querido. Pero llega Jesús, el especialista en casos imposibles… veámos en Juan 11:17 que sucede cuando Él interrumpe una historia: Cuando Jesús llegó a Betania, le dijeron que  Lázaro ya llevaba cuatro días en la tumba . Betania quedaba solo a unos pocos kilómetros de Jerusalén, y mucha gente se había acercado para consolar a Marta y a María por la pérdida de su hermano. Cuando Marta se enteró de que Jesús estaba por llegar, salió a su encuentro, pero María se quedó en la casa. Marta le dijo a Jesús: — Señor, si tan solo hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto ; pero aun ahora, yo sé que Dios te dará todo lo que pidas. Jesús le dijo: “ Tu hermano resucitará ” —Es cierto —respondió Marta—, resucitará cuando resuciten todos, en el día final. Jesús le d...